Entre mis dedos danzan las semillas antiguas, pequeñas como mis secretos, inmensas como mi destino. La tierra me llama en susurros, mientras yo, desnuda y libre, siembro futuros en el viento que acaricia mi cabello salvaje. Mis manos son raíces del tiempo, guardianas de bosques que vendrán, y en mis ojos brilla la promesa de árboles que aún no nacen.
Seguimos manteniendo la intención del proyecto para que cualquier mujer pueda participar, reconocerse, verse con más confianza, olvidar los complejos y amarse de verdad. ¡Apóyanos!